«OROSET DE ONRETE» RELATO FANTASIA #NEMINISTERRA.


¡Hola, soñadores!
         Bueno, aquí os traigo mi relato para el proyecto #NeminisTerra. Toda la información sobre el proyecto, la encontraréis en el blog: http://reivindicando-blogger.blogspot.com.es/ o en @NeminisTerra
         Antes de dejar que leáis mi relato, os quería informar de que el relato anterior al mío, está escrito por @LMDreamerOnly y podéis encontrarlo en: http://milmotivosparapensar.blogspot.com.es/ 
                Pero si ya lo habéis leído y, ahora cuando leáis el mío, os quedáis con ganas de más fantasía, debo informaros de que el día 19 de Septiembre, sí, dentro de dos días, publica su relato @MisoraArosim en su blog: http://explosionesenlacabeza.blogspot.com.es/

                Genial, ¿Verdad? Ahora sí, os dejo leer tranquilos. No olvidéis leer los nombres raros de otra forma: Descubrid cómo.

                 ¡Un beso muy grande!


Reinado de Olbaid



«¡Viva el Rey Olbaid!
Comeremos,
Reiremos,
Huiremos de las lunas.
Volaremos,
Cantaremos,
Trocearemos las penurias.
¡Viva!
¡Viva!»

                [Aritnem: Ocurría cada sexto día de vida, aunque ese día fue uno especial.]


ADIÓS, MALHUMOR


— ¿Puedes dejar de comportarte como si estuvieras en la calle andando solo y esperarme un segundo? —dije casi gritando para que me escuchase. Él había comenzado a andar a paso ligero y yo, que a parte de lenta, me había despistado un segundo contemplando unos girasoles, me había quedado muy atrás.

—       ¿No ves que quiero estar solo? —dijo mientras, a mala gana por mi protesta, se paraba un poco a esperarme— Ya ha pasado un segundo.

—       Qué gracioso eres, incluso cuando no estás de humor para hacer bromas —le dije sonriendo un poco—Y sí, imagino que quieres estar solo, pero ¿no ves que no lo estás porque estoy yo aquí todavía? —le respondí finalmente.

—       Ya, pero puedes irte, eh —pronunció tajante. En ese momento mi sonrisa desapareció para acentuar más mi ceño fruncido. Él soltó un suspiro al mirarme— Deja de arrugar la frente.

—       Primero: no me voy a ir —le dije mientras suavizaba mi expresión por su comentario— y segundo: deja de estar con un humor de perros. No es justo que lo pagues conmigo, ¿no te parece?

—       Mira, Carol, no estoy de humor para aguantar también tus sermones.

—       Ya veo que no estás de humor—pensé aunque se pudo deducir en mi cara—. No era un sermón, Diego. De verdad.