¡Hola,
soñadores!
He aquí un nuevo proyecto de ‘’Reivindicando Blogger’’ llamado
#UnaImagenMilPalabras. Y, por supuesto, como no soy la única que participa en
esta gran iniciativa, he aquí el enlace a la lista de participantes y sus blogs
(Para que podáis leer sus relatos y darles amor):
http://reivindicando-blogger.blogspot.com.es/p/participantes_19.html
> El
proyecto consistía en escoger una imagen de las muchas que los administradores
han propuesto y una pieza musical. Para que entendáis el porqué de incluir
ambas cosas al principio del relato.
¡A leer! ♥
Canción: https://www.youtube.com/watch?v=VJPU-ZUWMtM
- Alexis…
Ese es el resumen de algo un poco perturbador, ¿no crees?
- Vaya, ¿no te ha gustado? –me dice fingiendo
desilusión.
- No es que no me guste. Es que no tienes pinta de ser una
persona que escribe o lee ese tipo de género.
- Te sorprendería todo lo que puedo imaginar a la
hora de escribir.
- ¿Me dejas leerlo completo?
- No creo que te gustase adentrarte mucho más en esta
historia.
- ¡Ponme a prueba!
Con esas últimas palabras, una media sonrisa se dibujó en los labios de Alexis.
Sin dejar la inquietud, Alexis entregó a Eris el nuevo relato que ella, tanto
tiempo, había suplicado leer.
Hacía años que se conocían. A pesar de no serlo, verlos juntos te hacía pensar
en la típica pareja adolescente que no para de fantasear con el futuro y reír
sin ton ni son por bobadas que, a los típicos adultos, muchas veces, les pasan
desapercibidas.
No es que fueran novios, pero
tampoco dejaban de serlo.
Al menos todo eso parecía ser
así.
Eris seguía intrigada leyendo el misterioso relato de Alexis. Nunca habría
sabido de su existencia de no ser por el bendito ron que hizo que Alexis se
emborrachara y soltara su secreto. Él siempre se había burlado de Eris por
escribir relatos. Desde ese día era el turno de ella para reírse un rato.
- Eh, Alexis, discrepo un poco… –se aclaró la garganta mirándole– En
esta parte del relato dice textualmente: ‘’El individuo era bastante
inteligente. Aunque todo el mundo le tomaba por una persona con pocas
facultades mentales, se las había ingeniado para llamar a su pariente más
cercano, hacer que sobornara al psiquiatra y conseguir así que éste admitiera
una ‘nueva terapia’ que practicar con él –rió.
- ¿Qué te causa tanta diversión? –preguntó extrañado.
- No sé –Eris rascó su cabeza fingiendo estar pensativa– Quizá
que es un poco irreal que eso pasara.
- ¿Estás criticando mi relato? –le dijo Alexis entre divertido y
serio.
- No… Bueno un poco, pero no te enfades, Alex –dijo en tono
cariñoso– Simplemente creo que un psiquiatra que intenta ayudar a un paciente,
no va a dejar que un familiar le soborne para un tipo de terapia… –vuelve a
sonreírse– A ver si me explico… Si fuese una terapia realmente efectiva, el
psiquiatra ya habría pensado en ella, ¿no?
- Qué ingenua –ríe y luego parece mirarla con ternura como quien se
compadece de alguien– Parece que no estás muy al tanto de lo que pasa en el
mundo real si tienes un fajo enorme de billetes que ofrecer.
- ¿Entonces el psiquiatra de tu relato es un mero
irresponsable que pone en peligro la integridad de su paciente por ser un poco
más rico? –dice mirándole y resoplando– Perdona entonces, pero vaya asco de
psiquiatra que has creado.
- A ver, Eris –dice con mirada desafiante– ¿Y cómo sabes que
la ‘nueva terapia’ que le proponen no ha funcionado y ha llevado a su paciente
a una mejora?
- Porque has dicho que todo lo hace por un fajo de billetes
–se sonríe.
- Sí, lo he dicho… pero quizás porque es una terapia que
no está bien vista, pero que ha dado resultados al individuo. ¿Por qué no
continúas leyendo y te enteras de qué va todo? –dice frunciendo el ceño.
- Vale, vale… Vaya un cascarrabias que estás hecho hoy –dice
Eris sacándole la lengua y concentrándose otra vez en esos papeles.
‘’La ‘nueva terapia’ no estaba
aprobada por Sanidad. Es más, era peligrosa, muy peligrosa; no obstante, suelen
decir que un fajo de billetes, en ocasiones, consigue que una persona
políticamente correcta se corrompa y deje de ser una obsesa de la seguridad.
También dicen que un individuo inteligente puede fingir totalmente su estado y
hacer creer a todo el mundo que está más impedido mentalmente de lo que realmente
está.
El psiquiatra con miedo inventó una excusa perfecta para poner en juego la
‘Nueva terapia’. Una excusa que jamás llegó a decir porque no fue necesario. Ya
que se le susurró la idea de que podía ser todo obra de un accidente.
¿Complicado? Tranquila, Eris, ahora lo entenderás...’’
- Oye, ¿por qué te diriges directamente a mí? –dice Eris
mirando a Alexis sorprendida.
- Porque eres la única que sabe algo de este relato y también
la única que va a leerlo. Sólo quería hacerlo más cercano a ti –dice sin
importancia mientras teclea en su teléfono móvil.
- Bueno, es cuanto menos un detalle bastante guay. Me
adentraré aún más en ello.
- Por eso te pregunté si no tendrías miedo.
- No creo que un relato me haga tener mucho miedo.
- Ya… qué tontería –dejó escapar una carcajada sonora– Lo
siento, me estoy pasando. Me callo –y se llevo las manos a la boca fingiendo
crear una cremallera invisible.
- Así estás mucho mejor –rió y volvió a retomar la lectura.
‘’El caso es que la ‘Nueva
terapia’ iba a ser eso, un simple accidente, que iba a ayudar al paciente
a liberar todo el estrés causado por estar encerrado. Y es que el individuo no
había tenido una vida fácil, y aunque no fuera algo que pudiera justificar
lo que había hecho (cosa que él negaba haber hecho), en cierto modo explicaba
el odio que podía haber albergado en su interior durante toda su vida.
Y así, tras obtener un fajo de billetes, comenzó la ‘Nueva terapia’ de la que
nadie podía saber nada. Todo era sencillo: Romper cosas que ‘’desaparecían por
accidente’’
Parecía que no, pero con el paso de los días, su actitud mejoraba, las visitas
de los policías para interrogarle iban cada vez mejor, progresaba… Hasta que
pasó lo impensable y es que, el individuo, no dejaba de ser un ‘’loco’’ que
estaba (injustamente, según él repetía) acusado de asesinato. Bien, entonces
dime, Eris, ¿tú dejarías a un individuo acusado de asesinato cerca de un
cristal?
Digamos que fue un despiste del psiquiatra. Los niveles de la ‘Nueva terapia’
iban en aumento y, aunque se empezó por romper gomas de borrar, se terminó
rompiendo objetos peligrosos como espejos para, así, ver hasta dónde se podía
llegar.
El caso es que es un poco estúpido dejar que un ‘’loco’’ rompa cristales,
sabiendo que éstos se rompen en trocitos. Pero más loco aún es no volver a
montar el espejo para ver si todos los trozos encajan y no falta uno
considerable. Pero, menudo tostón para un psiquiatra… Mira que tener que estar
reconstruyendo todas las veces los espejos que rompía el paciente… Llegó un
punto que el propio progreso le nubló y olvidó que al individuo le acusaban de
no tener escrúpulos.
- Alexis, parece una película. Me gusta, me gusta… pero
sigo sin entender cómo puede confiar en él.
- Quizá se había ganado la confianza del psiquiatra fingiendo
ser una persona restaurada mentalmente.
- Sí, pero mató a alguien…
- Presuntamente –dijo recalcándolo.
- Lo habrán demostrado para acusarlo.
- Lo único que demostraron fue que había una huella en
el lugar del crimen. Una huella porque él conocía a la víctima.
- O sea que se vuelve loco por eso… Por una supuesta
injusticia.
- Locuras que pasan. Pero, Eris, sigue leyendo.
- Vale.
‘’Pues
sí, Eris. Era su plan. Y sí, sé que estarás ahora haciéndome mil preguntas,
pero tranquila, tendrás todas las respuestas. Y una sorpresita.
Aunque sólo tenía segundos desde que rompía el cristal, hasta que el psiquiatra
volvía a alejarlo a base de calambrazos, se arriesgó y fingió un pequeño mareo.
Así obtuvo unos pequeños segundos más para hacerse con un trozo de cristal y
metérselo entre los calzoncillos.
Si el psiquiatra hubiese sido realmente profesional y le hubiese importado
realmente la integridad física del paciente, habría reconstruido el espejo.
Pero le dio igual.
Ahí el individuo se dio cuenta de
que era igual de ingenuo que todos y que el plan había salido a la perfección’’
- Vale, ¿y ese cristal lo quería para ser el artífice de otro
asesinato?
- Continúa leyendo.
‘’Eris. Estás casi llegando al
final. Vaya, qué persona tan valiente. Quién lo diría.
¿Qué cómo lo sé? Sencillo, tienes un pequeño orgullo que no te dejaría
abandonar la historia por mis ‘’avisos’’ y también la curiosidad te mata. Vaya,
¿literal?’’
- ¿’’Te mata’’ literal? –preguntó Eris confunsa.
- ¿Otra pregunta? ¿Vas a hacer preguntas cada dos
minutos? ¡Me pones histérico! –gritó Alexis, pero al ver la cara de susto de
Eris, se sosegó.
Lo siento, es que demasiado me cuesta todo esto como para que encima me
estés haciendo explicarte todo. Creo que todo está bien clarito. Intenta leerlo
sin hablar, por favor.
- Tranquilo –dijo una voz a su espalda– En eso te puedo
ayudar –y poniéndole un pañuelo en la boca, ayudó a que se hiciera el silencio.
Eris comenzó a patalear e
intentar chillar para deshacerse del pañuelo, pero poco tardaron en usar otros
dos para atar su cuerpo a la cama de la habitación de Alexis.
- Llevo media hora mandándote mensajes. Pensé que me
ibas a dejar tirado "espiritista".
- ¿Ésta es la famosa Eris? –dijo el chico nuevo.
- Sí –respondió seco.
- No la hacía tan tonta.
- Bueno, ya sabes… Sé ganarme la confianza de la gente.
- No, si eso ya me lo demostraste en el hospital.
Eris miró sorprendida a los dos.
¿Hospital? Una sonrisa maliciosa asomó en los labios de Alexis.
No. No podía ser. Él no podía ser
el individuo… ¿O sí?
- Vaya, vaya… –se acercó a acariciarle el pelo– ¿Alguna
teoría alocada, Eris? Creo que el relato te está volviendo loca.
El otro chico le apartó el
pañuelo de la boca.
- Venga, chicos, no tiene gracia. Dejad de hacer esto
–dijo entre asustada y graciosa pensando que era todo un plan para asustarla.
- ¿Hacer el qué? ¿No quieres saber qué más pasa en el
relato?
- No. Ya no quiero saberlo. Quiero que pares con
esto. Ya no me parece tan divertido.
- Ah, ahora a la niña no le parece divertido leer
un relato de un loco –rió el otro joven.
- ¿Tienes miedo, Eris? –le susurró Alexis al oído.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Eris como si esos susurros que ella tantas
veces había escuchado, ya no fueran los mismos, como si alguien que no conoce
le hablara.
- No. No tengo miedo –mintió.
- Bueno, cambiemos eso. Sigamos leyendo, pero esta
vez te lo voy a leer yo.
‘’El individuo iba a tener
sólo una oportunidad. Debido a su progreso y a sus nuevas declaraciones, el
juez le había rebajado un poco la condena y, por su progreso, le derivaban a
planta con vigilancia aunque se decidió que continuaría teniendo visitas del
psiquiatra. Su pariente se había hecho de más fajos de billetes y ahora ni el
juez ni el jurado tenían tan claro que esa huella fuese suya. Justicia para él,
en caso de que fuese verdad lo que contaba.
Pero a pesar de todo ello, nadie
le iba a poder quitar tantos años de oscuridad. Nadie iba a poder devolverle su
alma de adolescente. Ahora era un adulto que había perdido todo por un supuesto
asesinato.
Tenía sed de venganza. Así, aprovechó que no estaba en su antigua habitación en
psiquiatría para demostrar a todos que no era tan estúpido como creían.
Estudió los horarios de todos aquellos que le visitaban. Observó cuántas veces
el guardia de la puerta abandonaba su puesto o cuántas cabezaditas se echaba el
guardia nocturno. Obviamente no lo hacía solo. El pariente ayudaba con esas
dotes de ‘’espiritista’’. Entraba y salía cuando le venía en gana y se había
ganado a todos aquellos que tenían que ver con el individuo de la 117.
Eso
sí, nunca dejaba de aparentar locura para no ser descubierto.
Por eso, un día que empezaba como otro cualquiera, mientras el individuo hacia
su chequeo matutino con el psiquiatra, el pariente entró en escena montando un
espectáculo con una enfermera. El guardia que vigilaba su habitación pidió
permiso al psiquiatra para abandonar su puesto y bajar a ayudar, puesto que
parecía haber mucho jaleo.
Qué iba a hacer el pobrecito del psiquiatra que ya hasta parecía tenerle algo
de aprecio al joven que tenía delante.
- Son muchos años ya haciendo terapia –dijo el
psiquiatra apuntando en su libreta.
- Sí, unos cuántos… ¿No se alegra? –dijo el individuo
que, por primera vez, se atrevió a mirarle fijamente a los ojos y embozar una
sonrisa.
- ¿De qué?
Sacó del pantalón su trozo de
cristal escondido y se lo clavó en el cuello.
- De saber que voy a ser la última persona que vea
antes de morir. De saber que su terapia no funcionó para nada. De saber que por
un fajo de billetes ha dejado que alguien como yo esté libre. Estése orgulloso,
quizás en el infierno le sirva de algo haber sido así.
Quitó rápidamente el cuchillo del
interior mientras el psiquiatra se llevaba las manos al cuello e intentaba
chillar. Un corte horizontal fue suficiente para acabar con su agonía.
Ahora sí que había cometido un
asesinato. Ahora sí era culpable. Ahora sí podían buscarle y condenarle.
Escondió el cuerpo en el baño y limpió con sábanas el charco de sangre que
había causado. Luego, sin pestañear, cogió de nuevo el cristal y empezó a
rebanar el cuerpo para poder llevarse un recuerdo que mirar y recordar cada día
de su nueva vida.
- Menuda seguridad. Tendría que haberme
escapado mucho antes –dijo con vacile.
- Vamos, idiota –escuchó a su espalda. Ahí
estaba el ‘’espiritista’’, un gran amigo de su infancia para sacarle de ahí y
llevárselo lejos.
- ¿Cómo te has escapado?
- Es que empecé a comerle la cabeza a la
enfermera de la planta uno y se han acabado liando a discutir todas las
enfermeras. He dejado de ser el problema.
- Qué hijo de puta.
Le persiguieron sí y aún
continuaran, pero es fácil conseguir una nueva identidad en estos tiempos con
un fajo de billetes., Eris, creo que no hace falta decírtelo, pero por si lo
dudabas: ¡Hola! ¡Yo soy el individuo! ¿Te ha gustado? Dime… Ahora… ¿Tienes
miedo?''
- Vaya, parece que está asustada… Qué Alexis,
¿Cómo en los viejos tiempos?
- Sí. ¡Que empiece el juego!
Un grito y un golpe sordo que le
siguió retumbaron por toda la habitación.
Ni rastro de luz.
Sólo oscuridad.
Habitación
117:
El típico
psiquiatra con maletín entra en la habitación para hacer el chequeo matutino.
Un
individuo, portando la mejor de sus sonrisas, sale con el maletín.
Un rastro de
sangre y vísceras queda tras sí.
Vaya, la verdad es que no me lo esperaba así. No creas, no por ello quiere decir que esté mal o no me guste. Todo lo contrario, me gusta y está bien.
ResponderEliminarSimplemente hay algunos errores derivados de publicar en bloguer o desde un móvil, es decir, el error es simplemente estético.
Me gusta el formato, una historia dentro de otra y resulta que la primera era real. Aunque me ha dado la sensación como que te precipitas con el final, la trama evoluciona innecesariamente de forma exponencial. Pa' mi gusto.
De todas formas me ha gustado, un saludote de Andreu.
Tengo que confesarte que me ha entrado el cague desde que la nombra a ella en el relato, pero qué miedete. Y qué locura. Es un relato maravilloso me ha gustado muchísimo y me ha dado un mal rollo todo el rato. Qué chulo. Deberias extender la historia porque sería muy interesante. Muy bien, de verdad. Para haberlo escrito en un momento te ha quedado maravilloso. Un abrazo enorme Ara.
ResponderEliminarEspectacular... Esa historia dentro de otra, y esa forma de dar tensión y miedo... Y el final obvio a partir de la mitad del relato, pero aun asi, sorprendente...
ResponderEliminarSin duda, espeluznantemente increible.
Un saludete.
Me siento engañada (pero en el sentido bueno de la palabra claro). Primero parece una cosa y luego es otra O.O Me ha resultado original y muy novedoso, me ha gustado tu forma de escribir ^-^
ResponderEliminarUn abrazo de tinta,
María
Estoy de acuerdo con André, pero así y todo, es un relato interesante.
ResponderEliminarSaludos!